A 3150 m de altitud, en una destacada cima rodeada de abismos, los antiguos jimbeños construyeron una notable construcción de piedra labrada y pachillaje. El edificio principal tiene 40 m de lado. Adyacente a ésta hay una plataforma de iguales dimensiones. Para llegar a este magnífico otero hay que atravesar una delgada cresta de 300 m de longitud. Las fuentes de agua estaban a 600 m debajo del nivel de la cima; sorprende por tanto el aprecio que tuvieron sus habitantes por este lugar. Las numerosas tumbas que se encuentran en la zona doméstica hacen entrever que la ocuparon durante varias generaciones; pero no ha recibido hasta la fecha ninguna visita de parte de profesionales de la arqueología.