Atienza, la antigua Thytia celtíbera, es nombrada por los cronistas latinos como uno de los puntos de más ardua resistencia de los celtíberos al ataque de los invasores romanos. Solamente cuando cayó Numancia y Termancia, pudieron los césares romanos decir que la vieja Atienza había sido hecha suya. Aquí pusieron los romanos su atalaya, y luego los árabes hicieron de Atienza uno de sus más fuertes enclaves de resistencia contra los vecinos cristianos en la Reconquista.