En un balcón sobre el acantilado se ubica la ermita de San Frutos, en realidad Priorato de San Frutos, una construcción románica de siglo XII que se realizó sobre otra visigótica del siglo VII. La fundación se atribuye a San Frutos (642 - 715) y sus dos hermanos, San Valentín y Santa Engracia, que eligieron el lugar para dedicarse a la vida contemplativa. Posteriormente se completó el complejo con un monasterio y un cementerio.
Desde aquí se ofrece la vista más conocida de las hoces al ser uno de los lugares más atractivos del parque.8 A la derecha se llega a ver la presa de Burgomillodo que remansa el Duratón inundando parte de las hoces, y enfrente se observa la pared opuesta llena de buitreras, de donde proceden los buitres que sobrevuelan a los visitantes.