El aumento poblacional en Mula durante el siglo XVI obliga al Concejo a plantearse la ampliación de esta Parroquia que estuvo situada donde hoy está la Ermita del Carmen. Resultaba difícil acometer unas obras de ampliación en una construcción tan limitada por las irregularidades del terreno, así que el Concejo no duda en escoger una nueva ubicación en la recién creada Plaza del Ayuntamiento. En torno a 1550 comienzan las obras que se alargarán casi dos siglos.
Con la voluntad del Concejo y la ayuda del Marqués de los Vélez se consigue que en 1618 se realicen los primeros oficios religiosos en el altar mayor de la nueva iglesia cuando aún no habían concluido las obras. La escasez, la depresión y las epidemias que azotarán la villa durante toda la centuria del XVII, obligan a aminorar la marcha de los trabajos e incluso paralizarlas.
Con el impulso del obispo Belluga, en las primeras décadas del XVIII, se pueden reunir los recursos para concluir el templo, aunque de manera rápida y con materiales menos nobles que los utilizados en las primeras fases de su construcción. La nueva etapa llega a la sencilla fachada con portada de mármol de Cehegín que asoma a la plaza del Ayuntamiento, el exuberante coro y la construcción de una sencilla torre de ladrillo de las dos que estaban proyectadas.
Quedan entonces bien diferenciadas a simple vista las dos etapas constructivas de la Iglesia, sobre todos si nos asomamos a su fachada sur, donde la gran fábrica de piedra de la zona de la cabecera se torna ladrillo conforme avanzamos hacia la plaza. Desde aquí podemos apreciar la llamativa portada lateral en cuyo frontón aparecen los atributos del Arcángel Guerrero y que contrasta con la portada principal, mucho más sencilla y además inacabada. Varias gárgolas asoman en los aleros del tejado de la parte más antigua de la iglesia.
En su interior destaca la cancela de madera, realizada por el ebanista local Lorenzo del Campo a finales del siglo XVIII, y el coro situado inmediatamente encima de ésta y sostenido por un arco rebajado. Posee una balaustrada de madera, y bajo ella aparece una cornisa decorada con motivos barrocos.
Dentro del ajuar de la Parroquia de San Miguel es sumamente relevante su amplia colección pictórica caracterizada por su gran variedad temática, por la amplia cronología que abarca y sobre todo por la gran calidad de un buen número de estas pinturas. Este generoso ajuar pictórico se debe a la donación que la familia de la Canal-Blaya hace a la Parroquia en la década de 1940 y que actualmente queda expuesta en el Museo de San Miguel.
Extraido de la página del ayuntamiento en http://www.mula.es/user/pagina.php?id_tipo=2&id_pagina=22