La torre es barroca, con cubo del siglo XVII y chapitel del XVIII, obra de Valerio de Ascorbe, muy parecido al de la torre de la cercana iglesia de San Miguel Arcángel. Entre 1892 y 1896 sufrió una restauración de la que se conserva el pórtico neogótico en el lado sur, obra del rquitecto vitoriano Fausto Íñiguez de Betolaza